Comenzamos haciendo prácticas de producción simbólica cada uno de los integrantes del colectivo en su vida cotidiana.
Sara aplicó una dinámica de contacto corporal para todo el colectivo, la cual consistía en seguir nuestro dedo en parejas pero sin hablar.
Paty comenzaba un nuevo ciclo como docente, y le tocaba presentarse a ella y al contenido de sus materias. En sus primeras dos horas había impartido la materia de ética de una forma metódica y aburrida (siguiendo el plan escolar) y la siguiente hora le tocaría dar la materia de desarrollo humano con el mismo grupo...
Sara aplicó una dinámica de contacto corporal para todo el colectivo, la cual consistía en seguir nuestro dedo en parejas pero sin hablar.
Paty comenzaba un nuevo ciclo como docente, y le tocaba presentarse a ella y al contenido de sus materias. En sus primeras dos horas había impartido la materia de ética de una forma metódica y aburrida (siguiendo el plan escolar) y la siguiente hora le tocaría dar la materia de desarrollo humano con el mismo grupo...
Así que decidió transformar la manera de presentar con el grupo la asignatura, modificar la relación maestro alumno tomando en cuenta todos los símbolos que existen de por medio en un salón. Comenzando con el espacio, decidió quitar los bancos para generar movilidad, haciendo de este un lugar agradable y de encuentro; también ambientó con música de café tacuba y globos. Los alumnos se sorprendieron a la hora de hacer el cambio de clase, por que en la asignatura pasada, ella se había comportado rígida en relación con el orden y “mantener las hileras de bancos inamovibles”. Con los globos, se le ocurrió hacer una dinámica grupal en donde todos tenían que mantenerlos en el aire y cuando la canción se pausara, cada quien debía de sostener un globo con sus brazos. La dinámica fue una excelente herramienta para que el mismo grupo reflexionara sobre las relaciones y estructuras sociales en las cuales estamos inmersos, la colaboración, el individualismo, etc… al final, todos reventaron los globos. Hubo un aprendizaje a través de la experiencia y la materia se presentó por si sola. Este acto, se salió tanto de los parámetros escolares instituidos que los guardias de la escuela fueron al salón de clases para ver que era lo que acontecía pretendiendo llamar la atención a los alumnos… pero ¡oh sorpresa! ahí estaba la maestra...
Rut nos contó que ella quiso transformar la manera de relacionarse con la gente que estaba a su alrededor en los momentos de desplazamiento cotidiano, por ejemplo el metro y el camión. Comenzó a platicar con quienes se sentaban a su lado y hasta conoció a un señor que había participado en el mov. del 68 (quedaron de verse en otro momento para platicar)
Mely fué al super esperando resignificar ahí alguna cosa o relación. Estaba en la sección de los vinos y se acercó a platicar con un señor por buen rato hasta que él comenzó a hacerle preguntas personales con lo cual Mely comenzó a sentir desconfianza y un poco de miedo prefiriendo terminar la plática. Luego nos contó como en su vida diaria inconscientemente había cambiado la dinámica de relacionarse con las personas en un mercado.
Roberto contó que su reconfiguración, había sido espontánea. Él acostumbra darse un rato para tocar la guitarra y esta vez encontró un lugar cómodo en el centro y comenzó a tocar ahí (en la calle). Derepente una pareja se acercó y le preguntaron que si se podían sentar enfrente de él y quedarse ahí escuchando su música. Un poco sorprendido él les dijo que sí. Luego se comenzó a acercar más gente y un señor que pasaba le arrojó una moneda...
Marilú dijo que en su cotidianidad pasó algo que después reconoció como una herramienta de producción simbólica. Lo que hizo fue jugar con el lenguaje y su poder. Su hermano y ella se desplazaron al parque para jugar basketball. Ella estaba fallando continuamente en su puntería hasta que se hizo consciente de ello y quiso cambiar eso diciendo “¡sí puedo!” creyendo en su afirmación, puedo anotar 5 canastas seguidas en un tiro libre; luego su hermano dijo lo mismo y anotó 9 seguidas. Después los dos dijeron que sí podían jugar con los ojos cerrados y así lo hicieron. Luego ella le dijo a su hermano que la cargara de camachito por toda la cancha, su hermano lo hizo y luego ella le dijo ¡sí puedo! cargarte a ti también (a pesar de que él es más pesado) creyendo en sus palabras, así lo hizo. Luego diciendo: ¡sí puedo! logró lo que nunca había podido:manejar la bici sin manos, algo que también pudo hacer su hermano diciendo ¡sí puedo!; después su él la retó a subirse a la banqueta más alta de la calle andando en bicicleta, después de decir ¡sí puedo!, ella consiguió hacerlo (aunque por un instante sintío que se caería, pero no fue así). Por último su hermano la retó a brincar y tocar con las manos el techo pero eso si que ya no pudo… Para documentar la experiencia Marilú hizo unos dibujitos que nos compartió en la sesión a manera de historieta.
Mely fué al super esperando resignificar ahí alguna cosa o relación. Estaba en la sección de los vinos y se acercó a platicar con un señor por buen rato hasta que él comenzó a hacerle preguntas personales con lo cual Mely comenzó a sentir desconfianza y un poco de miedo prefiriendo terminar la plática. Luego nos contó como en su vida diaria inconscientemente había cambiado la dinámica de relacionarse con las personas en un mercado.
Roberto contó que su reconfiguración, había sido espontánea. Él acostumbra darse un rato para tocar la guitarra y esta vez encontró un lugar cómodo en el centro y comenzó a tocar ahí (en la calle). Derepente una pareja se acercó y le preguntaron que si se podían sentar enfrente de él y quedarse ahí escuchando su música. Un poco sorprendido él les dijo que sí. Luego se comenzó a acercar más gente y un señor que pasaba le arrojó una moneda...
Marilú dijo que en su cotidianidad pasó algo que después reconoció como una herramienta de producción simbólica. Lo que hizo fue jugar con el lenguaje y su poder. Su hermano y ella se desplazaron al parque para jugar basketball. Ella estaba fallando continuamente en su puntería hasta que se hizo consciente de ello y quiso cambiar eso diciendo “¡sí puedo!” creyendo en su afirmación, puedo anotar 5 canastas seguidas en un tiro libre; luego su hermano dijo lo mismo y anotó 9 seguidas. Después los dos dijeron que sí podían jugar con los ojos cerrados y así lo hicieron. Luego ella le dijo a su hermano que la cargara de camachito por toda la cancha, su hermano lo hizo y luego ella le dijo ¡sí puedo! cargarte a ti también (a pesar de que él es más pesado) creyendo en sus palabras, así lo hizo. Luego diciendo: ¡sí puedo! logró lo que nunca había podido:manejar la bici sin manos, algo que también pudo hacer su hermano diciendo ¡sí puedo!; después su él la retó a subirse a la banqueta más alta de la calle andando en bicicleta, después de decir ¡sí puedo!, ella consiguió hacerlo (aunque por un instante sintío que se caería, pero no fue así). Por último su hermano la retó a brincar y tocar con las manos el techo pero eso si que ya no pudo… Para documentar la experiencia Marilú hizo unos dibujitos que nos compartió en la sesión a manera de historieta.
Después del compartir colectivo, reconocimos como no es tan fácil reconfigurar- resignificar y transformar algo a través de símbolos; debido a que estamos sumergidos en el convencionalismo.
Decidimos seguir experimentando nosotros y estimulando nuestras capacidades creativas.
Con relación a lo que platicamos de nuestras reconfiguraciones, mencionamos que sería más conveniente interactuar comunitariamente en vez de uno-uno.
Para ir de una vez trabajando con los espacios de encuentro (el cual es parte de nuestro objetivo); Sara propuso que ya comenzáramos a vincularnos con la calle haciendo de una vez nuestras reuniones en espacios públicos en lugar de en espacios blancos y cerrados.
Con la experiencia de Robert en la calle, se nos hizo interesante lo que pudiera suceder al tener estos deliciosos diálogos semanales en espacios abiertos pues la interacción de distintas personas podrá enriquecerlos más y facilitarnos el darnos cuenta de las necesidades reales de transformación social.
Decidimos seguir experimentando nosotros y estimulando nuestras capacidades creativas.
Con relación a lo que platicamos de nuestras reconfiguraciones, mencionamos que sería más conveniente interactuar comunitariamente en vez de uno-uno.
Para ir de una vez trabajando con los espacios de encuentro (el cual es parte de nuestro objetivo); Sara propuso que ya comenzáramos a vincularnos con la calle haciendo de una vez nuestras reuniones en espacios públicos en lugar de en espacios blancos y cerrados.
Con la experiencia de Robert en la calle, se nos hizo interesante lo que pudiera suceder al tener estos deliciosos diálogos semanales en espacios abiertos pues la interacción de distintas personas podrá enriquecerlos más y facilitarnos el darnos cuenta de las necesidades reales de transformación social.