Esta micro-acción, consistió en invitar a la gente que pasaba por la Macro a escribir o dibujar (sobre una manta que pusimos) algo en base a la pregunta ¿qué quieres transformar? desde aspectos individual hasta colectivos. Tuvimos más respuesta de la esperada. Permanecimos allí cerca de dos horas.
En el momento de la acción, se logró romper con la cotidianidad del espacio, pues incitamos a la convivencia; las personas (niños, chavos y señores) se acercaban libremente al espacio en el que estábamos a preguntar qué hacíamos. Pudimos generar una reflexión con las aportaciones que cada quien escribía y escuchar la opinión de algunos de ellos.
Las limitaciones que se dieron fue que sólo quedó como una actividad ludica, desconcertante y sin mayor profundidad para la transformación. Ya que entre las inquietudes de los participantes eran: para qué era la actividad y qué haríamos con las mantas.
Hubo quienes se decían desesperanzados, en un caso particular un señor que delegaba al gobierno todas las responsabilidades pendientes, mediante el diálogo se le hizo ver la necesidad de tomar acciones como ciudadanos y finalmente después de haberse negado a participar se hincó a anotar en la manta lo que quería transformar (escribió que quería transformar la indiferencia).
A las personas que se acercaban, se les explicó la razón de la actividad y se intentó enfatizar la importancia de pasar de la inconformidad (de espectadores) a la transformación. El diálogo fue una excelente herramienta.
Faltaría hacer un análisis más profundo en donde se pudiera ver si alguna persona pudo llevar a cabo alguna acción concretas a raíz de esta actividad. Por lo pronto creemos que el simple hecho de haber hecho consciente, escribir y dialogar públicamente las áreas (personales y comunitarias) que se querían transformar; es un importante primer paso.
Las limitaciones que se dieron fue que sólo quedó como una actividad ludica, desconcertante y sin mayor profundidad para la transformación. Ya que entre las inquietudes de los participantes eran: para qué era la actividad y qué haríamos con las mantas.
Hubo quienes se decían desesperanzados, en un caso particular un señor que delegaba al gobierno todas las responsabilidades pendientes, mediante el diálogo se le hizo ver la necesidad de tomar acciones como ciudadanos y finalmente después de haberse negado a participar se hincó a anotar en la manta lo que quería transformar (escribió que quería transformar la indiferencia).
A las personas que se acercaban, se les explicó la razón de la actividad y se intentó enfatizar la importancia de pasar de la inconformidad (de espectadores) a la transformación. El diálogo fue una excelente herramienta.
Faltaría hacer un análisis más profundo en donde se pudiera ver si alguna persona pudo llevar a cabo alguna acción concretas a raíz de esta actividad. Por lo pronto creemos que el simple hecho de haber hecho consciente, escribir y dialogar públicamente las áreas (personales y comunitarias) que se querían transformar; es un importante primer paso.